El hijo de Pietro Ferrero, Michele, aplicó su innovador método a través de la prueba y
error. Para ello, se focalizó en mejorar el sabor que se desprendía del producto original.
Para ello, utilizó nuevos e innovadores ingredientes. Además, también mejoró el tarro.
Consciente de que el recipiente de cristal iba a poder mejorar el sabor del contenido que
se encontraba en su interior.
No fue hasta un año más tarde, en el año 1964, cuando se creó el tarro icónico de
Nutella. Un tarro completamente transparente que se consolidó, junto con el sabor de la crema de cacao, en una de las principales señas de identidad de la firma. Gracias al excelente trabajo llevado a cabo por el equipo de diseñadores de la firma.